¿Parados o secuestrados?
En estos tiempos de vídeos en vivo en las redes las ventanas son miles. La verdad poco puede ser editada, solo la carga de la batería de un celular o la carencias de “megas” puede detener estas epidemia de “grabando en vivo”, y a medias, porque al lado, o arriba alguien está en “live” o “rec”. El 20 de julio la desesperada oposición venezolana, oxigenada por un el gobierno estadounidense, llamó a un “Paro cívico”. Querían sacarse el despecho de ver a millones de Bolivarianos haciendo cola para un simulacro constituyente hasta altas horas de la noche, mientras que ellos apenas motivaron a su gente a firmar de forma anarquica en un acto de político que trascendió solo en los países con gobiernos intervencionistas. Por definición estas acciones -paros o huelgas- son hechas por las centrales de trabajadores, aunque en Venezuela desde 2001 las cúpulas de trabajadores y de empresarios de derecha bailan al mismo son. Esta vez ni un trabajador ni un empresario convocó. Lo hizo